servicio completo de ayuno
"Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo" (Mateo 25:40).
Al entrar en la cuaresma, cuarenta días de ayuno, El Señor quiere que compartamos nuestros bienes con los pobres. A veces, esto puede implicar que, si ahorramos tres dólares durante un día de ayuno, podemos usar ese dinero para dar de comer o dar ropa a alguien que lo necesite. Si ahorramos tiempo comiendo solo un tentempié en lugar de una cena completa, debemos usar ese tiempo extra, no para mirar más televisión ni para ganar más, sino para visitar a personas aisladas, prisioneros o enfermos u otras obras de caridad.
Si es posible, debemos ayunar por una intención específica. A lo mejor debemos ayunar por la conversión de Juan, o para que María acepte el llamado de ser monja, por la paz en un país en particular, por Pepe para que vuelva al Señor y a la Iglesia, etc.
Además de ayunar privándonos de comida, ese sacrificio debe ir acompañado de la lectura de la Palabra del Dios. No debemos ceder a la tentación de pensar demasiado en la comida que no estamos comiendo; más bien debemos leer y meditar en la Palabra de Dios día y noche (Sal 1:2).
El ayuno no sólo consiste en privarnos de alimentos sino también en aprovechar nuestro dinero, tiempo y energía para servir a otros y construirnos nosotros mismos en el Espíritu. Que sea un ayuno alegre. Haz un servicio completo de ayuno.
Oración: Jesús, enséñame a ayunar como tú lo hiciste (ver Mt 4:2).
Promesa: "Ustedes serán santos, porque yo, el Señor su Dios, soy santo" (Lev 19:2).
Alabanza: El ayuno ha incrementado la capacidad de Luis para resistir la tentación y hacer buenas obras.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 10 de noviembre de 2015.
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