el poder de la unidad
"Ya llega el Señor con poder…como un pastor" (Isaías 40:10, 11).
El Señor llega con poder y domina con Su poderoso brazo (Is 40:10). El Señor otra veces llega como un pastor humilde y gentil que con Su poderoso brazo nos reúne dócilmente como a Su rebaño, con tierno cuidado (Is 40:11). ¿Cómo funciona esta aparente paradoja?
El propósito de Dios al venir a la tierra y ejercer su poder es reunir a todos para que seamos uno y nos mantengamos unidos como Su cuerpo (ver Jn 11:52; 17:21; 10:16; Ef 4:3-5). Esta es una tarea que demanda niveles máximos de poder y amor benevolente.
¿Has tratado alguna vez de mantener a un grupo religioso unido? ¿Has tratado alguna vez de unir a tu familia y mantenerla unida? Si es así, ya tienes una idea del poder y amor sacrificado que se necesita para mantener la unidad. La cultura secular, la cual tiene a la independencia en muy alta estima, es un tremendo obstáculo para la unidad. El ajetreo de la vida cotidiana, la diversidad de intereses y prioridades, las frivolidades y los pecados se conjuran para destruir la unidad en lugar de construirla. Se necesita un potente líder con vocación de servicio para poder convocar a todos y mantenerlos unidos.
Dirigir la unidad del pueblo de Dios requiere el poder de un león y la dócil vulnerabilidad de un Cordero (ver Ap 5:5-6). Exige un líder servicial con capacidad de sacrificio que entregue su vida por sus ovejas (Mt 18:12ss; Jn 10:15). Jesús escogerá un tiempo para unir a su pueblo en un corazón. En este Adviento, entrega tu corazón y tu vida a Jesús, el Buen Pastor. Permite que Él te dé Su corazón por la unidad.
Oración: Padre, con Jesús, oro porque todos seamos uno, como Tú y Jesús son uno (Jn 17:21).
Promesa: "La palabra de nuestro Dios permanece para siempre" (Is 40:8).
Alabanza: Los humildes regalos de San Nicolás marcaron el tono del verdadero espíritu de Adviento – una apacible preparación para el Niño Jesús.
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).