Hoy día, el tercer domingo de Adviento, se llama "Domingo de Gaudete", que significa "domingo de gozo". ¡Hay un gran motivo para alegrarse, pues tenemos un Salvador! Además, este Salvador es alguien que nos ama, que se deleita con nosotros, y que quiere lo mejor para nosotros. Sí, efectivamente es juez (Stg 5:9), pero no vino para condenarnos (Rom 8:1; Jn 8:11) sino para salvarnos y redimirnos (Is 35:9).

Él no solo nos ha salvado sino que también nos ha llamado a ser sus discípulos. Jesús nos llama a formar parte de su obra de salvación. Además, derrama sobre nosotros el Espíritu Santo y nos da los poderosos dones del Espíritu para que podamos ayudar a difundir su Palabra. En Jesús, somos más grandes que Juan el Bautista (Mt 11:11).

Esto solo es ya un gran motivo para alegrarse. Jesús nos ha salvado del pecado, de Satanás, el infierno y la condenación y nos ha guardado para el cielo, la santidad, el ministerio, el apostolado, la libertad, el amor y mucho más. "Ahí está nuestro Dios, de quien esperábamos la salvación: es el Señor, en quien nosotros esperábamos; ¡alegrémonos y regocijémonos de su salvación!" (Is 25:9).

¿Te alegras al hacer tus compras para el "día de fiesta"? ¿O encuentras tu alegría en aquel que viene en la Navidad para salvarnos? "Alégrense siempre en el Señor" (Fil 4:4). Recibe la abundante alegría del Adviento (Jn 15:11).