Debido a su esterilidad, Ana había estado deprimida por años. Finalmente, ella pensó que había llegado el momento de resolver esa situación. "Con el alma llena de amargura, oró al Señor, lloró desconsoladamente y luego hizo un voto" (1 Sm 1:10-11). Con esta acción se rompió la atadura. Ana concibió y dio a luz a un hijo (1 Sm 1:20).

El rey Ezequías estaba siendo aterrorizado por el rey Asirio Senaquerib. Finalmente, leyó una carta muy desagradable enviada por Senaquerib, "después subió a la Casa del Señor, la desplegó delante del Señor y oró al Señor" (Is 37:14-15). En un corto tiempo, Senaquerib estaba de regreso en su país donde fue asesinado por dos de sus hijos. (Is 37:38).

Una "chica poseída de un espíritu de adivinación", siguió a Pablo por varios días. "Al fin Pablo se cansó y, dándose vuelta, dijo al espíritu: ¡Yo te ordeno en nombre de Jesucristo que salgas de esta mujer!, y en ese mismo momento el espíritu salió de ella." (Hch16:16, 18).

Pablo reconocía "tengo una espina clavada en mi carne, un ángel de Satanás que me hiere" (2 Co 12:7). A través de la oración, Pablo intentó dos veces resolver la situación. En el tercer intento, quedo resuelta. La espina no fue removida pero Pablo ya no se sentía confundido. Estaba resuelto en su mente, se sentía contento (2 Co 12:10).

Al iniciar el Nuevo año, vas a tener que dejar algunas cosas sin resolver pero otras quedaran resueltas. Pide al Señor que te muestre su voluntad. Inicia el Nuevo año sin problemas innecesarios. "No pierdas tiempo" (ver Mt 5:25). Resuélvelos ahora.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 24 de augusto de 2015.

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