Jesús dijo a sus discípulos: "Escuchen bien esto que les digo" (Lc 9:44). Entonces Él les habló de los sufrimientos que habría de padecer (Lc 9:44). Pero los discípulos no entendían en absoluto el significado de estas palabras de Jesús (Lc 9:45). De hecho, ni siquiera querían entender al Señor. "Temían interrogar a Jesús acerca de esto" (Lc 9:45). Esta falta de voluntad para escuchar el mensaje de la cruz continúa hasta nuestros días.

El mensaje de la cruz es el poder de Dios (1 Co 1:18). Estamos reconciliados con Dios y entre nosotros mismos por la sangre derramada en la cruz (Col 1:20). A veces no debemos proclamar nada más que a Jesucristo crucificado (1 Co 2: 2). Hasta que entendamos el mensaje de la cruz, no estamos en posición de comprender correctamente a Jesús como el Mesías (ver Mc 8:29-31).

Debido a que el mensaje de la cruz es el centro de la revelación de Dios, Satanás tratará siempre de impedir que alguna vez oigamos la verdad acerca de la cruz. Él tratará de usar palabras sabias para que la cruz de Cristo pierda su eficacia (1 Co1:17). Sin embargo, por la gracia de Dios, podemos recibir el mensaje de la cruz. Este puede llegar a ser el centro de nuestras vidas. Luego cargaremos con la cruz cada día (Lc 9:23) y nos gloriaremos en la cruz de nuestro Señor Jesucristo (Gál 6:14). "¡Levanta en alto la cruz!"

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 14 de abril de 2015

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