únete al servicio
"«Señor, mi sirviente está en casa enfermo de parálisis y sufre terriblemente» (Mateo 8:6).
Jesús vino no para ser servido, sino para servir (Mt 20:28). Como seguidores de Jesús, también nosotros venimos a servir a los demás, proveyendo por sus necesidades físicas y espirituales. Al igual que Jesús, lavamos los pies de los demás y nos comprometemos a vivir, e incluso morir en el amor y el servicio (Jn 13:5).
Sin embargo, muchos de nosotros somos pasivo…estamos "fuera de servicio". Al igual que la suegra de Pedro y el muchacho que servía al centurión, estamos "en cama con fiebre" (Mt 8:14) o "en casa enfermo de parálisis y sufriendo terriblemente "(Mt 8:6).
Necesitamos la fe para dejar que Jesús nos regrese al servicio (ver Mt 8:10 ss). "¿Acaso hay algo imposible para el Señor?" (Gn 18:14), "porque no hay nada imposible para Dios" (Lc 1:37). El Señor puede hacer serviciales a los peores pecadores y a las personas quebrantadas. En Cristo y en la fe, estamos "en servicio" no importa qué.
"La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos" (Mt 9:37). Santa Teresa de Ávila dijo que Dios no tiene pies, sino nuestros pies; ni manos, sino nuestras manos; ni lengua, sino nuestras lenguas, etc. El Señor necesita siervos por medio de los cuales poder servir. Por la fe, acepta la gracia de Dios para "unirte al servicio".
Oración: Padre, por Tu gracia y por la fe yo serviré hasta que muera y más allá.
Promesa: "Él tomó nuestras debilidades y cargó sobre sí nuestras enfermedades" (Mt 8:17).
Alabanza: San Cirilo, un doctor de la Iglesia, tenía una profunda comprensión de la divinidad de Jesús y defendió esta verdad en medio de una feroz oposición.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 10 de febrero de 2015
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