Si creemos en Jesús, haremos obras más grandes que las hechas por Él, debido al poder de la oración que Él nos ha dado (Jn 14:12-13). Jesús prometió: "Y yo haré todo lo que ustedes pidan en mi nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si ustedes me piden algo en mi Nombre, yo lo haré" (Jn 14:13-14). Si Jesús pone su nombre en nuestra oración, entonces la oración es contestada tal y como la hemos pedido. En otras palabras, si oramos de acuerdo con su voluntad, no la nuestra, lo que pedimos es lo que sucederá. Si buscamos primero el Reino de Dios, todo lo demás nos será concedido (Mt 6:33).

Si oramos para ser curados de cáncer, ¿pondrá Jesús su nombre en esta oración y seremos curados? El Señor quiere que seamos sanados. Recordemos que fue herido para que nosotros seamos sanados (1 Pe 2:24), pero la curación puede no ser la prioridad máxima del Señor ni parte de su plan providencial. Por eso, el Señor puede poner o no su nombre en nuestra oración para sanar el cáncer. Sin embargo, si oramos para tener la salud necesaria y dar testimonio de Él y construir su reino, entonces, el Señor pondrá su nombre en esa oración. Y quizá seamos sanados o quizá no, pero lo que es seguro es que seremos capaces de hacer lo que el Señor quiere que hagamos, aunque no seamos curados. Cuando oramos para que Jesús nos responda, entonces esa oración será contestada de una manera u otra y en el momento que Dios disponga. Ora en el nombre de Jesús.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de abril de 2015

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