Al entrar en la tercera semana de Pascua, algunos de ustedes han caminado con Cristo resucitado, lo han escuchado interpretar las escrituras y lo han reconocido al partir el pan (ver Lc 24:15, 27, 30-31). Como millones de cristianos durante los siglos, has gritado: "¡Es el Señor!" (Jn 21:7).

Después de encontrar a tu querido hermano mayor resucitado de la muerte, nunca serás lo mismo. "Lo antiguo ha desaparecido, un ser nuevo se ha hecho presente" (2 Co 5:17). Todo es diferente (la vida, las personas, el tiempo, el dinero, las posesiones, la iglesia y el trabajo. Ya no trabajas más por "el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna" (Jn 6:27). Como Andrés, Pedro, Santiago, Juan y Mateo, algunos de ustedes son llamados a dejar sus trabajos. Estos no son compatibles con la vida resucitada. Sin embargo, la mayoría de ustedes son llamados a hacer su trabajo de una manera diferente, hemos resucitado con Él. Como Esteban estarás lleno "de gracia y de poder" (Hch 6:8). Recibirás tal sabiduría (ver Hch 6:10) que tu palabra construirá el reino de Dios, derribará las fortalezas del mal (2 Co 10:4) y más aun te hará digno de ser perseguido (Hch 5:41).

Trabaja como si el difunto Dios-Hombre ha resucitado y ahora vive en ti. ¡Jesús ha resucitado! ¡Él vive en ti! ¡Trabaja para él!

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de abril de 2015

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