la vida resucitada es vida nueva
"Ustedes tienen que renacer de lo alto" (Juan 3:7).
Una vez aceptamos vivir una vida nueva en Cristo, nos confrontamos con las actitudes de nuestra vida que quieren volver a "lo de antes". Este es el caso de nuestra relación con el dinero. Si vives la vida resucitada, el dinero deja de ser lo más importante. Como Bernabé y otros discípulos en la Iglesia primitiva, no te sientes apegado a tus "propiedades o casas" (Hch 4:34). No te angustia contribuir parte de tu salario y otras donaciones, ya que estarías más preocupado por el bienestar de los necesitados que por tus posesiones (Hch 4:34).
La vida resucitada es completamente diferente de la de antes de la resurrección. La diferencia es aun más notable que el contraste entre la oscuridad del seno materno y el brillo del sol (ver Jn 3:3). Para quien no ha experimentado esta resurrección, es como un niño en el vientre materno tratando de entender cómo sopla el viento afuera (ver Jn 3:8). Probablemente los que carecen de vida espiritual no pueden entender por qué alguien da el diezmo, y sin embargo anhelan el gozo, la novedad, la paz y la libertad que ven en los que verdaderamente viven la vida resucitada.
Tú puedes sentirte como un peso de plomo, en lugar de un águila que se eleva a las alturas, pero la vida resucitada no tiene nada que ver con tus sentimientos. Todo tiene que ver con la acción del Espíritu Santo engendrando desde lo alto (Jn 3:6). ¡Jesús ha resucitado! Él es "la Resurrección y la Vida" (Jn 11:25). Con María, atrévete a decir: "Yo soy la servidora del Señor, que se cumpla en mí lo que has dicho" (ver Lc 1:38). Renace a la vida resucitada.
Oración: Jesús, ¿cómo puedo llevar una vida a medias cuando tú me ofreces la vida entera? (Jn 10:10) Quiero todo lo que tú tienes para mí.
Promesa: "Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu" (Jn 3:6).
Alabanza: El hermano Michael abandonó todas sus posesiones terrenales para vivir en una tierra extraña con los más pobres.
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de abril de 2015
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