Isaías profetizó que el Señor crearía nuevos cielos y una tierra nueva (Is 65:17), pero ni por asomo llegó a soñar con la vida eterna junto a Dios en el cielo. Profetizó que todos vivirían sanos más de cien años (Is 65:20), pero nunca imaginó que viviríamos para siempre. El Señor ha prometido más de lo que podemos pedir o imaginar (Ef 3:20). "Lo que nadie vio ni oyó y ni siquiera pudo pensar, aquello que Dios preparó para los que lo aman" (1 Co 2:9).

Esta Pascua recibiremos más gracia para adentrarnos más en el misterio de la vida resucitada y perdurable del cielo. Debido a que la vida resucitada está más allá de nuestra limitada experiencia, tenemos que caminar guiados por la fe, no por vista (2 Co 5:7) para vivir esta nueva vida. Debemos poner nuestra fe en "la palabra" que Jesús nos ha comunicado e ir hacia nuestro hogar celestial (ver Jn 4:50).

En casi todos los días de las próximas tres semanas antes de Pascua, la Iglesia toma las lecturas del Evangelio de san Juan. Aunque todas las Escrituras nos ayudan a crecer en la fe (ver Rom 10:17), san Juan escribió específicamente para "que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios y creyendo, tengan Vida en su Nombre" (Jn 20:31). En estas próximas tres semanas, sumérgete en el Evangelio de san Juan y crece en la fe. A través de la fe, vivirás la vida resucitada esta Pascua como nunca antes. La Pascua es para los creyentes. Cree; crece en la fe.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 25 de agosto de 2014

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