costras y pus
"El Señor dijo a Moisés y a Aarón: 'Cuando aparezca en la piel de una persona una hinchazón, una erupción o una mancha lustrosa, que hacen previsible un caso de lepra, la persona será llevada al sacerdote Aarón' " (Levítico 13:1-2).
¿Tienes una costra, pústula o mancha espiritual? ¿Necesitas sanación interior? Una costra es una herida que tuvimos y que empieza a sanar pero que todavía está sensible. Sientes como que te pica y a algunas personas se les abre de nuevo la herida. No toques la costra. No reviertas el proceso de sanación.
Una pústula es un efecto de la infección espiritual, Puede infectarse por la falta de perdón, el resentimiento, la amargura o el enojo. El pus de estas heridas puede llegar hasta la cabeza. ¿Cuántas veces inocentemente hemos iniciado una conversación con otros y de pronto irrumpen en un ataque de ira, resentimiento y amargura? Se les rompió una pústula.
Una mancha es como una reacción alérgica. ¿Alguna vez abordaste un tema que a otros les causaba alergia? De repente hay tensión en la sala. La charla se torna fea.
Estas costras, pústulas y manchas requieren sanación. "Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: 'Lo quiero, queda purificado.' En seguida, la lepra desapareció y quedó purificado" (Mc 1:41-42).
Oración: "Sáname, Señor y quedaré sano, sálvame y estaré a salvo, porque tú eres mi alabanza" (Jer 17:14).
Promesa: "Sea que ustedes coman, sea que beban o cualquier cosa que hagan, háganlo todo para la gloria de Dios" (1 Co 10:31).
Alabanza: Alabemos a Jesús, quien todavía lleva las heridas de los clavos como una señal de su gran amor por nosotros.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 25 de agosto de 2014
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