llamada de emergencia
"En Ramá se oyó una voz, hubo lágrimas y gemidos: es Raquel, que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya no existen" (Mateo 2:18).
En la primera Navidad, muchos niños inocentes fueron masacrados por Herodes. En esta Navidad, los Herodes de nuestro tiempo aun se inquietan ante la realidad de Dios hecho hombre. E igualmente que en tiempos de Jesús, manifiestan su repulsión matando a niños dentro y fuera del vientre materno por medio del aborto, la inanición y el abuso.
Por cada Herodes, hay un José. Por cada asesino, hay un discípulo de Jesús a quien el Señor le dirá cómo salvar las vidas de los niños. El Señor le dijo a José "toma al niño y a su madre, huye a Egipto" (Mt 2:13). ¿Qué te está diciendo Él? No eres responsable de todo lo que sucede, pero ciertamente hay algo que puedes hacer. ¿Qué te está diciendo el Señor?
¿Puede Él hablar contigo? ¿Estás abierto a sorpresas, sacrificios, correcciones o desafíos? ¿Hay cosas que no quieres oír, no quieres bajar tus defensas, sacrificios que no quieres hacer, y no quieres admitir el pecado? La primera pregunta no es: "¿Qué estoy escuchando?" sino "¿Qué estoy dispuesto a escuchar?" El Señor puede salvar vidas por medio tuyo si tú le dejas hablar pasando ratos a solas con Él.
Oración: Padre, no pondré en peligro la vida de mi prójimo (Lev 19:16).
Promesa: "si alguno peca, tenemos un defensor ante el Padre: Jesucristo, el Justo. Él es la Víctima propiciatoria por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo entero (1 Jn 2:1-2).
Alabanza: "Los santos inocentes dieron testimonio no con palabras sino con su sangre de vida" (Liturgia de las Horas).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 24 de augusto de 2015.
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