la guerra revolucionaria
"Mi boca se ríe de mis enemigos, porque tu salvación me ha llenado de alegría" (1 Samuel 2:1).
Ana profetizó que el arco de los valientes se quebraría (1 Sm 2:4) y que el Señor levantaría a los pobres de la miseria para hacerlos sentar con nobles (1 Sm 2:8). Las profecías de Ana no hablan explícitamente de la caída de los poderosos sino únicamente del empoderamiento de los pobres.
La profecía de María en la lectura del Evangelio de hoy es más revolucionaria. Ella proclamó que los orgullosos estarían confundidos y los reyes despojados de sus tronos (Lc 1:51-52). En la profecía de María, los humildes no se unirán a los poderosos, sino que los reemplazarán. La profecía de María fue cumplida en su Hijo, Jesús.
Herodes entendía el significado de Navidad mucho mejor que la mayoría de la gente. Herodes se dio cuenta que el nacimiento de Jesús sería su propia caída (Lc 2:34), así que él trató de matar a Jesús (Mt 2:16).
Navidad es revolucionaria. Navidad tiene el color del tinte rojo sangriento del martirio. Navidad es un ataque al mundo, a la carne y al demonio.
Únete al ejército de Jesús. Vive y muere por Su Reino. Únete a la Navidad revolucionaria.
Oración: Padre, me arrepiento de mis pecados y me uno a las fuerzas de Tu revolución.
Promesa: "Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías" (Lc 1:53).
Alabanza: "Oh Rey de todas las naciones, única alegría de cada corazón humano; oh piedra angular del poderoso arco del hombre, ven y salva a la criatura que Tu moldeaste del polvo".
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 24 de augusto de 2015.
El Nihil Obstat establece que no existe impedimento para la publicación de un libro o folleto. No implica acuerdo con contenido, opiniones o afirmaciones expresadas en el mismo.