el milagro antes de la multiplicación
Jesús "después, tomó los panes y los peces, dio gracias, los partió y los dio a los discípulos. Y ellos los distribuyeron entre la multitud. Todos comieron hasta saciarse, y con los pedazos que sobraron se llenaron siete canastas" (Mateo 15:36-37).
Recientemente, algunos predicadores han tratado de explicar el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. A pesar de los seis testimonios de este pasaje y otros datos del Nuevo Testamento que lo corroboran, estos predicadores especulan que Jesús no hizo un milagro, sino que simplemente inspiró a la gente a que compartiera sus almuerzos.
Esta reciente especulación vendría a interpelar a las personas que viven en las partes más ricas del mundo, y se supone que los milagros son imposibles, ya que estos no tienen cabida en la cultura humanista secular de la muerte. Por supuesto, tal especulación se dirige a las personas que no han visto milagros en sus vidas, especialmente el milagro de la multiplicación. Nosotros tendemos a pensar, según un razonamiento ilógico, que si algo no nos ha sucedido a nosotros, entonces no puede ocurrir.
El milagro de la multiplicación de panes, peces, tiempo, dinero, recursos o energía se basa en otro milagro: la entrega total de nosotros mismos al Señor. No basta el noventa y nueve por ciento de nuestro ser; tiene que ser el 100%. En consecuencia, nuestra negativa a aceptar este milagro, simplemente porque no lo hemos experimentado, puede decirnos más acerca de nosotros mismos que de la Biblia. Nuestro problema con el milagro de la multiplicación puede ser una señal de que no hemos aceptado a Jesús como nuestro Señor, nuestro Dios y nuestro Todo. Podría ser que hemos aceptado una distorsión tibia y minimalista del cristianismo.
Sé un milagro. Dale todo a Jesús y verás milagros. Cree en los milagros, especialmente el milagro de la multiplicación.
Oración: Padre, concédeme el milagro de darte todo a Ti.
Promesa: "Él arrancará sobre esta montaña el velo que cubre a todos los pueblos, el paño tendido sobre todas las naciones. Destruirá la muerte para siempre" (Is 25:7-8).
Alabanza: Roberto rehusó una promoción que le hubiera requerido pasar mucho tiempo lejos de su familia.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 24 de augusto de 2015.
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