¿comparado con qué?
"Yo considero que los sufrimientos del tiempo presente no pueden compararse con la gloria futura que se revelará en nosotros" (Romanos 8:18).
Nunca debemos compararnos con otros. Tampoco debemos comparar el presente con el pasado e idealizar los "buenos días del pasado". Sin embargo, sí debemos comparar los sufrimientos del presente con la gloria del futuro. Cuando hacemos esto, nuestros sufrimientos parecen nada. Nos llenamos de esperanza y nos volvemos capaces de soportar cualquier cosa, incluso las cargas y el aburrimiento de toda la vida.
Cuando fijamos nuestros ojos en la gloria futura, no escapamos de las realidades presentes. De hecho, esto nos da la fuerza de entrar en los sufrimientos y juicios presentes sin reservas. Esta clase de religión no es el "opio de los pueblos", como alegó Marx. Por el contrario, una religión de esperanza es la única cosa que no es el opio de los pueblos. Comunismo, capitalismo desenfrenado y secularismo son el opio real de los pueblos y los efectos de estas "drogas" están empezando a desaparecer. Necesitamos esperanza para vivir, no juegos mentales, ideologías o placeres mezquinos. Necesitamos a Cristo en nosotros, nuestra Esperanza de gloria (Col 1:27).
Oración: Padre, pueda yo sonreír y regocijarme aun en la adversidad.
Promesa: "En esperanza estamos salvados" (Rom 8:24).
Alabanza: Perdiendo su trabajo llevo a Jaime a poner de nuevo su confianza en Dios y volver a poner su vida de nuevo en camino.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 15 de junio de 2015.
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