Los familiares de Jesús decían de Él que no estaba cuerdo. Cada uno de nosotros también será llamado "demente". ¿Será esto porque somos seguidores de Jesús o porque nuestras mentes están conformes con la demencia del mundo? (ver Rom 12:2) Queremos poder decir con san Pablo: "si hemos procedido como insensatos, lo hicimos por Dios; y si somos razonables, es por ustedes" (2 Co 5:13). Nos alegra que nos digan que hemos perdido el juicio o que estamos fuera de nosotros mismos (ver 2 Co 12:2-3) con tal que la razón sea Dios. Es un honor ser considerado loco por los parámetros de un mundo loco.

El mundo debería vernos no sólo como locos sino como absurdos (1 Co 1:18). Deberían visualizarnos como tontos por Cristo (1 Co 4:10). Esto explica por qué todos los cristianos deberían esperar ser perseguidos (2 Tim 3:12). Nuestra reacción al ser llamados "dementes" e incluso ser perseguidos, es el amor y el gozo. Por la gracia de Dios, imitamos a Jesús y amamos a nuestros enemigos (ver Mt 5:44). También nos regocijamos en la medida en que compartimos los sufrimientos de Cristo (1 Pe 4:13).

En resumen, somos considerados locos, absurdos y tontos. Somos rechazados, odiados y perseguidos. Al estar por encima de cualquier circunstancia, gozamos de una alegría y amor milagrosos, divinos e incondicionales.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 14 de agosto de 2014

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