no podría importarle más
"Vayamos, entonces, confiadamente al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno" (Hebreos 4:16).
Vemos a otros y a nosotros mismos acosados de problemas que no mejorarán sino empeoran. Entonces nos preguntamos si a Dios le importa.
Oramos, y nuestras oraciones no son contestadas como esperábamos. De hecho, las cosas a menudo empeoran después de orar. Si Dios nos está bendiciendo, parece imposible reconocerlo.
Vemos gente cayendo sobre el hielo, sufriendo dolor, temblando por el frío, tratados injustamente y consumidos por el miedo. Entonces nos preguntamos nuevamente si a Dios le importa.
La verdad es: a Dios le importa. Incluso se convirtió en un ser humano para sufrir con nosotros. El Cristo crucificado comunica incluso a las personas más quebradas y confusas que Dios se preocupa por cada uno de ellos (1 Pe 5:7). "Porque no tenemos un Sumo Sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades" (Heb 4:15). Dios se preocupa por cada uno de nosotros más de lo que nos preocupamos por nosotros mismos. Se preocupa por nosotros mucho más que incluso aquellos que más nos aman se preocupan por nosotros. Dios no puede preocuparse por nosotros más de lo que ya se ocupa. Él se preocupa por nosotros y nos ama perfectamente, infinitamente, incondicionalmente, con sacrificio y eternamente. "Vayamos, entonces, confiadamente al trono de la gracia, a fin de obtener misericordia y alcanzar la gracia de un auxilio oportuno" (Heb 4:16).
Oración: Abba, por fe, confío en tu amor.
Promesa: "Jesús, que había oído, les dijo: 'No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores' " (Mc 2:17).
Alabanza: San Antonio dejó el odre viejo (ver Mc 2:22) al vender todas sus posesiones y recibió vino nuevo recibido cuando eligió vivir como un religioso.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 14 de agosto de 2014
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