¿problemas de audición?
"Nosotros oímos esta voz que venía del cielo, mientras estábamos con él en la montaña santa" (2 Pedro 1:18).
La Transfiguración de Jesús fue el preludio de un acontecimiento aún más importante: el decreto del Padre para que escuchen a Jesús (Mt 17:5). Nosotros necesitamos el mandato del Padre para escuchar a Jesús ya que "la cruz" nos asusta. No queremos ni oír hablar de cargar con la cruz ni de morir en ella cada día (ver Lc 9:23). Al igual que Pedro, preferimos decirle a Jesús: "Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá" (Mt 16:22) (ver Catecismo #554). Sin embargo, debemos resistir la tentación de crearnos un cristianismo sin cruz. Debemos escuchar a Jesús con su mensaje de cruz, porque la agonía, el dolor y la debilidad de la cruz es la fuerza y sabiduría de Dios (1 Co 1:24) ―incluso la perfección del poder de Dios (2 Co 12:9).
Si obedecemos la voz del Padre y escuchamos a Jesús, no sólo vamos a escuchar a Jesús proclamando la cruz, sino también nos veremos "hablando de Jesucristo y de un Jesucristo crucificado" (1 Co 2:2). Así la gente recibirá la gracia de escuchar nuestro mensaje y llegaremos al punto de sólo gloriarnos "en la cruz de nuestro Señor Jesucristo" (Gal 6:14). A los pies de la cruz, diremos con el Padre: "Escucha a Jesús".
Oración: Padre, permíteme aceptar lo que se me hace más difícil de aceptar.
Promesa: "Su dominio es un dominio eterno que no pasará, y su reino no será destruido" (Dn 7:14).
Alabanza: ¡Alabanzas a Jesús transfigurado, crucificado y glorificado! ¡Aleluya!
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 23 de abril de 2014
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