documentos de identidad
"Les aseguro, que el servidor no es más grande que su señor, ni el enviado más grande que el que lo envía" (Juan 13:16).
El Señor nos ha llamado para ser sus mensajeros, e incluso sus embajadores (2Co 5:20). Si aceptamos este llamado, nuestras vidas ya no son nuestras (Gal 2:20). En ese caso, no haremos nada más que Su voluntad y diremos sólo lo que nos autoriza decir, como Él quiere que sea dicho (Jn 12:50). Nos convertimos en esclavos de Cristo (Jn 13:16), que actúan y hablan como Cristo.
Esto significa que tenemos la misma reacción que tuvo Cristo. Mientras somos amados por unas pocas personas, somos rechazados y perseguidos por otros muchos. Incluso hay personas cercanas a nosotros que pueden volverse contra nosotros (Jn 13:18). En el "mundo tendremos que sufrir" (Jn 16:33). Sin embargo, podemos sentirnos alentados porque Jesús ha "vencido al mundo" (Jn 16:33). Cuando nos identificamos con Jesús y nos convertimos en sus mensajeros, Él se identifica con nosotros. Él toma de manera personal la forma con la cual otros nos tratan (ver Hch 9:04). Él afirma: "Les aseguro que el que reciba al que yo envíe, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me envió" (Jn 13:20). Jesús protege y resucita de entre los muertos a los miembros de Su Cuerpo.
Se mensajero y esclavo de Jesús. Actúa, habla, sufre y ama como Jesús. Ten la apariencia de Jesús. Identifícate con Él. Él se identificará con nosotros, y con Él vamos a vencer al mundo para siempre (1Jn 5:5).
Oración: Jesús, hazme vivir como un miembro de tu Cuerpo.
Promesa: "Dios testificó, 'He encontrado en David, el hijo de Jesé, a un hombre conforme a mi corazón, que cumplirá siempre mi voluntad' " (Hch 13:22).
Alabanza: San Isidro trataba a los animales y seres humanos pobres con el respeto debido a los amados por Dios.
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 18 de diciembre de 2013
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