la alegría de cuaresma y la vida
"…se regocijarán y se alegrarán para siempre por lo que yo voy a crear" (Isaías 65:18).
Si el Señor te llama a servirle, puedes encontrar alegría en la llamada. Si Él te llama al celibato para toda tu vida, ¡alégrate! Si el Señor te da a ti y a tu cónyuge diez hijos, regocíjense en el sacrificio de tener una familia numerosa. Cuando Él nos llama a arrepentirnos, compartimos la alegría del cielo por un pecador que se arrepiente (Lc 15:07). Cuando el Señor nos da el privilegio de ser perseguidos por el Evangelio, debemos regocijarnos en la medida que compartimos sus sufrimientos (1 Pe 4:13).
Hay más alegría en sufrir con Jesús que en tener placer sin Él. La verdadera alegría depende de una sola cosa: "¿El Señor lo crea? ¿Es su voluntad?" Por lo tanto, la alegría no consiste en sentirse bien, sino en obedecer al Señor (Cfr. Sal 40:9). Esto hace que sea posible regocijarse siempre (1 Tes 5:16). Nada ni nadie puede quitarnos nuestro gozo (Jn 16:22).
No podemos sentirnos bien siempre, pero siempre podemos obedecer a Dios y por lo tanto podemos regocijarnos siempre. De hecho, no sólo podemos regocijarnos en el Señor, sino también regocijarnos con la alegría divina del Señor. Verdaderamente podemos tener el gozo de Jesús (Jn 15:11). Por otra parte, esta alegría divina será nuestra fortaleza (Neh 8:10).
"Alégrense siempre en el Señor. Vuelvo a insistir, alégrense" (Fil 4:4).
Oración: Padre, en esta Cuaresma que la alegría en mi vida alcance su punto culminante (Hch 8:8).
Promesa: "Él y toda su familia luego se hicieron creyentes" (Jn 4:53).
Alabanza: La familia Riley dejó un trabajo, el hogar y la seguridad para mudarse y unirse a una comunidad cristiana
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 8 de augusto de 2013
El Nihil Obstat establece que no existe impedimento para la publicación de un libro o folleto. No implica acuerdo con contenido, opiniones o afirmaciones expresadas en el mismo.