la deuda del pecado
"Pero, después de esto, David sintió remordimiento de haber hecho el recuento de la población, y dijo al Señor: He pecado gravemente al obrar así" (2 Samuel 24:10).
David pecó cuando decidió hacer un censo en contra la voluntad de Dios. Entonces el Señor envió la peste a Israel, por la cual murieron setenta mil hombres del pueblo en tres días (2 Sm24: 15). Porque el salario del pecado es la muerte, de hecho, miles de muertes (Rm 6: 23). Además, esto probablemente no fue el peor pecado de David.
Esto nos muestra el efecto devastador de un pecado, y el por qué un solo pecado es una tragedia mucho mayor que los peores desastres naturales. En este versículo, vemos los resultados palpables de un pecado. Esto nos da una idea de la astronómica deuda de pecado adquirida por los pecados acumulados de todos los tiempos.
Esto nos ayuda a entender cuán pesada fue la Cruz que cargó Jesús.
"Él fue traspasado por nuestras rebeldías y triturado por nuestras iniquidades. El castigo que nos da la paz recayó sobre él" (Is 53:5). "El Señor quiso aplastarlo con el sufrimiento" (Is 53:10). La palabra "aplastarlo" es una gran subestimación, pero es el mejor término para expresarlo. Podemos ver por qué Jesús gritaba en el Calvario: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Mc15:34). Nunca antes ha sufrido nadie en tal grado, que se le pueda comparar ni remotamente con el sufrimiento de Jesús. Jesús dice: "¡Todos ustedes, los que pasan por el camino, fíjense bien y miren si hay un dolor comparable al mío: a este dolor que me atormenta!" (Lam 1:12).
Oración: Jesús, te amo. Dame la gracia para evitar el pecado y conducir a otros a ser tus discípulos.
Promesa: "Jesús recorría las poblaciones de los alrededores, enseñando a la gente" (Mc 6:6).
Alabanza: San Pedro negó tres veces a Cristo. Durante su tortura, a Santa Ágata le pidieron tres veces que negara a Cristo. Ella se mantuvo firme en Jesús cada vez y recibió la corona de la vida (ver Ap 2:10).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 8 de augusto de 2013
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