condiciones del corazón
"Es del interior del corazón de los hombres, de donde provienen las malas intenciones" (Marcos 7: 21).
Salomón pidió al señor un corazón sabio y comprensivo (1Re 3: 9). El Señor contestó Su oración y lo convirtió en la persona más sabia de la historia (1Re 3: 12). Además, por medio de sus pecados, Salomón alejó su corazón del Señor (1Re 11: 3). Su corazón no estaba totalmente dedicado al Señor (1Re 11: 4). Él murió como un tonto con su reino al borde de la guerra civil. Salomón murió de un ataque del corazón espiritual.
Nosotros los Cristianos somos más grandes que Salomón (ver Mt 11: 11). Por el bautismo, hemos recibido no sólo un corazón sabio sino uno nuevo prometido por el Señor (ver Ez 36: 26). Sin embargo, podemos por igual pecar y apartar nuestros corazones del Señor. Podemos perder nuestro primer amor (ver Ap 2: 4) y decidir no amar más al Señor con todo nuestro corazón (ver. Mt 22: 37). Si perseveramos en esa tibieza (Ap 3:16) como Salomón, también moriremos y nos condenaremos a morir de un ataque de corazón espiritual. Por consiguiente, debemos arrepentirnos de cualquier compromiso pecaminoso a la manera del mundo y mantener nuestro nuevo corazón latiendo con el amor puro del Señor. Hemos recibido un corazón nuevo en el bautismo y recibiremos uno renovado por el Sacramento de la Reconciliación. El arrepentimiento previene ataques de corazón espirituales.
Oración: Padre, "crea en mí un corazón puro" (Sal 51:12).
Promesa: "Realmente era verdad lo que había oído decir en mi país acerca de ti y de tu sabiduría" (1Re 10: 6).
Alabanza: "¡Corazón de Cristo, cantamos tus alabanzas!"
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 8 de augusto de 2013
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