Cuando la Biblia usa la palabra "esclavo" normalmente se refiere a nuestra palabra "empleado". De este modo podemos encontrar cinco mandamientos para los empleados en la primera lectura de hoy.

• "Esclavos, obedezcan a sus patrones con temor y respeto, sin ninguna clase de doblez, como si sirvieran a Cristo" (Ef 6:5). Esta frase se aplica a los jefes buenos y sensatos como también a "los malos" (1 Pe 2:18). Esto no es posible en el sentido natural sino que es "una gracia" (1 Pe 2:19).
• "No con una obediencia fingida que trata de agradar a los hombres" (Ef 6:6). Pablo dijo: "¿Acaso yo busco la aprobación de los hombres o la de Dios? ¿Piensan que quiero congraciarme con los hombres? Si quisiera quedar bien con los hombres, no sería servidor de Cristo" (Gal 1:10).
• "Como servidores de Cristo, cumpliendo de todo corazón la voluntad de Dios" (Ef 6:6). Porque amamos a Jesús con todo nuestro corazón (ver Mt 22:37), trabajamos con todo nuestro corazón.
• "Sirvan a sus dueños de buena gana" (Ef 6:7). "Que cada uno dé conforme a lo que ha resuelto en su corazón, no de mala gana o por la fuerza, porque Dios ama al que da con alegría" (2 Co 9:7).
• Hazlo "como si se tratara del Señor y no de los hombres" (Ef 6:7).

La Biblia nos dice para quién trabajar, cómo trabajar, cómo no trabajar, y cómo relacionarse con nuestros jefes. Si trabajamos como corresponde, "no por el alimento perecedero, sino por el que permanece hasta la Vida eterna" (Jn 6:27), "sepan que el Señor los recompensará, haciéndolos sus herederos" (Col 3:24). Trabajen por amor a Cristo.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 3 de junio de 2014

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