consciente del precio o consciente del premio
"Siéntate y calcula el gasto…" (Lucas 14,28).
Jesús nos dice que renunciemos a las cosas externas y las que guardamos en nuestro interior; nuestras posesiones (Lc 14,33) y a nuestro propio ser (Lc 14,26). El precio de ser discípulo de Jesús es extremadamente alto, nos cuesta todo lo que somos.
Muchos decidimos no pagar este precio. Pero esta elección resulta ser un desastre. Algún precio habrá que pagar, sea voluntariamente ahora, o tendremos que pagarlo luego. Nuestra vida será, literalmente, un chiste (Lc14, 29-30). Mientras somos aplastados por el enemigo, Satanás (Cfr. Lc 14,31-32). Lamentablemente, consideramos nuestras posesiones como algo más importante que Jesús; ignorando que estas nos aplastan (Cfr. Prov 9,15), y nos "ahogan", evitándonos ser fructíferos (Mt 13,22).
Jesús nos dice que hagamos inventario de lo que nos requiere, que "calculemos el costo" al momento de tomar la decisión de si queremos o no ser sus discípulos (Lc 14,2). El relato la parábola del tesoro escondido en el sembradío, nos presenta un ejemplo. El precio de "comprar" a Jesús, nuestro tesoro, vale cualquier sacrificio (Mt 13,44). Sin embargo, Él quiere que también consideremos el premio, vivir en lo alto con Él para siempre (Fil 3,14).
¿Se te hace difícil renunciar a tus planes futuros? Considera la posibilidad de pedir a Jesus que te guíe, de manera que puedas dejar atrás todo lo que te impide estar con Él. Una vez nuestro corazón siente con el de Jesús, encuentras que no te falta nada (1Cor 3, 21 y 23).
Así es que "fijen sus ojos en Jesús" (Heb 3,1), luego manténganlos fijos en Él (Heb 12,2). Resulta difícil preocuparse por el costo que nos ocupa tan hermoso premio.
Oración: Padre, concédeme un cambio en mi corazón para que pueda seguir a Jesús con gran fe, entusiasmo y amor.
Promesa: "El que no carga con su cruz y me sigue, no puede ser mi discípulo" (Lc 14,27).
Alabanza: ¡Alaben a Jesús, el autor y definidor de nuestra fe! (Heb 12,2). ¡Toda Gloria, honor y alabanza sea para el Cordero de Dios!
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 5 de mayo de 2013
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