asiento de poderío
"Este hombre es Juan el Bautista, es él en persona, resucitado de entre los muertos; por eso, esos poderes milagrosos obran en él" (Mateo 14,2).
Herodes pensaba que Jesús era Juan el Bautista resucitado de entre los muertos y que por ello Jesús tenía poderes milagrosos. Aunque Herodes se equivocaba sobre la identidad de Jesús, tenía razón sobre la resurrección. Jesús no era Juan resucitado, pero su poder milagroso sí se basaba en una resurrección de entre los muertos.
A través del bautismo, "hemos sido elevados a la compañía de Cristo" (Col 3,1). Hemos sido bautizados en la muerte y resurrección de Jesús (Rom 6,5). Por lo tanto, tenemos poder impresionante. Como el Jesús nos enseñó, podemos incluso hacer cosas más grandes que las que él mismo obró (Jn 14,12). Nuestros cuerpos son templos del Poder, porque son templos del Espíritu Santo, que es el Poder mismo (Hch 1,8).
Nuestros templos del Poder se revisten de poderío desde la cabeza hasta los pies (Cfr. Lc 24,49). Porque hemos sido bautizados entramos en la familia de Dios Todopoderoso, y tenemos el poder de mover montañas (Mt 17,20), "curar a los enfermos, resucitar a los muertos, sanar a leprosos, y expulsar demonios» (Mt 10,8). Podemos atacar las puertas del infierno (Mt 16,18), bajar toda fortaleza opuesta a Jesús (2Cor 10,4) y expulsar al mismo Satanás fuera del cielo como un relámpago (Cfr. Lc 10,18). En Cristo, a través del bautismo en su muerte y resurrección, eres un asiento de poderío. Actúa en consecuencia.
Oración: Padre, que yo te deje fortalecerme como lo hizo María.
Promesa: "que Dios nos bendiga, y que todos los confines de la tierra Lo teman! (Sal 67,8 )
Alabanza: Dios protegió a familia de los Williams del daño, haciendo que no estuvieran en casa cuando un huracán derribó un árbol que atravesó el techo hasta el dormitorio. Te alabo, Jesús, por tu protección constante!
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro de nuestro equipo editorial).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 5 de mayo de 2013
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