San Pablo organizó una colecta, entre las Iglesias de Asia Menor, para ayudar a los hermanos cristianos de Jerusalén que estaban hambrientos. Cuando Pablo visitó estas iglesias, él públicamente apuntó a la generosidad de los pobres de Macedonia para inspirar a sus oyentes a que también fueran generosos (Cfr. 2Cor 8:1-4, 8, 24; 9:2-5; 11:9). Pablo sabía que dar generosamente refleja la confianza interna que una persona tiene en Dios y muestra a otros, "la prueba de su amor" (2Cor 8:24; Fil 4:15-17).

Aunque Jesús nos dice que mantengamos nuestros buenas obras de misericordia en secreto, (Mt 6:2-4), Pablo reta a las iglesias a crecer en generosidad. Pablo quería que sus ovejas dieran públicamente, "para que todas las iglesias vieran" (2Cor 8:24). Él estaba, "preocupado no sólo con la aprobación de Dios pero también con el ánimo de la gente (2Cor 8:21). Pablo no estaba tratando de avivar la competencia, más bien la generosidad fraternal.

Las declaraciones de Pablo, sobre las donaciones generosas de las iglesias, lograron un aumento en el gozo de los oyentes y les llevó a donar más generosamente (Cfr. 2Cor 9:2). Él también advirtió, a la iglesia de Corinto, que mandaría a miembros de la iglesia de Macedonia para que observaran sus colectas (2Cor 9:4). Este gesto sería evidencia concreta de si los corintios confiaban o no, en Dios. (2Cor 9:4).

Puede que nos asuste este llamado de Pablo. Pero es probable que a él le asustara más la forma moderna de recaudar fondos. La iglesia en América frecuentemente recauda fondos por medio de juegos de azar y venta de alcohol. Pablo utilizó sus predicaciones, enseñanzas y llamados a la responsabilidad personal y comunitaria. ¿Cuál crees que tuvo mejores resultados?

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de marzo de 2013

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