¿qué pasa?
"Porque Él ha establecido un día para 'juzgar al universo con justicia', por medio de un Hombre que Él ha destinado y acreditado delante de todos, haciéndolo resucitar de entre los muertos" (Hechos 17,31).
Cuando Pablo proclamó a los Atenienses que Jesús había resucitado de entre los muertos, "unos se burlaban y otros decían, 'Otro día te oiremos hablar sobre esto' " (Hch 17,32). Hoy en día, nuestra reacción ante la resurrección de Jesús es similar. Hace casi un mes comenzamos el tiempo de la Pascua. Tal vez hemos intentado proclamar que Jesús ha resucitado, pero "¿quién de ellos creyó en lo que oyó de nosotros?" (Rom 10,16).
Es común que queramos echarle la culpa a esos que endurecieron su corazón en lugar de escucharnos, pero ¿cómo estamos seguros de que ese es el problema? En muchos momentos, la falta de un testimonio de vida de fe más claro y radical, lo que interfiere con nuestros esfuerzos (Cfr. 7,5). Un corazón humilde y arrepentido, deseoso de creer en el Cristo resucitado es necesario antes de querer dar testimonio a otros.
Tenemos la posibilidad de dar testimonio de la resurrección del Señor Jesús con poder. (Hch 4,33). Hay que pedir al Espíritu nos ayude a ver aquellas cosas que nos atan al mundo (Jn 16,8). Él nos guiará hacia la Verdad (Jn 16,13), entonces seremos capaces de guiar a otros a la esencia de la verdad: "¡Jesús ha resucitado!"
Oración: Padre, haz que los próximos diez días sean los más inolvidables de mi vida. Dame un Pentecostés nuevo.
Promesa: Él "te anunciará las cosas que vendrán" (Jn 16,13).
Alabanza: Cada noche antes de irse a dormir, los adolecentes, Sam y su hermana Mónica leen la Biblia.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 19 de diciembre de 2012
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