"malentendiendo perfectamente
"¡Nosotros no hemos nacido de la prostitución!" (Juan 8:41).
En el Evangelio de san Juan, el método de relatar un malentendido se utiliza a menudo para llevarnos al punto crítico de tomar una decisión. Por ejemplo, un grupo de judíos malinterpreta las palabras de Jesús y deciden apedrearlo (Jn 8:59). En otras ocasiones, la gente tampoco entiende bien a Jesús, pero deciden aceptarlo (Jn 4:11ss).
Muchos malentendidos ocurren simplemente porque los católicos no conocen su fe. Dios nos ha bendecido abundantemente con la clara enseñanza de la Iglesia y su Biblia así como el Catecismo de la Iglesia Católica. ¡Demos gracias a Dios por la Iglesia! Si no dedicamos tiempo a conocer las enseñanzas y lo que debemos hacer para vivir nuestra fe, no tenemos justificación alguna cuando entendemos mal la doctrina de Dios (CIC #1791).
¿Y tú? ¿Hay algo del Señor que entiendas mal u otra cosa no muy claramente explicada en la Biblia o el Catecismo? Quizás no entiendas a donde te está guiando Dios —ya sea mudarse, casarse, aceptar la vocación religiosa, cambiar de empleo o participar en pequeña comunidad cristiana, etc. Como lo hizo en el Evangelio de Juan, Jesús puede estar sirviéndose de este tiempo de incomprensión para que pueda obrar en ti algo mucho mejor que simplemente llevarte de la mano para tomar la decisión correcta. Él suele usar la incomprensión y la duda para darle a uno la oportunidad de aceptarlo como Señor en todos los aspectos de la vida.
Importa tomar la decisión correcta. Estar bien con Dios es aún más importante. ¡"Malentiéndelo" perfectamente! Decide aceptar a Jesús y deja que Él te guie con la cruz de ese malentendido en su perfectísima voluntad para Ti, aunque dure mucho y sea largo.
Oración: Señor, ayúdame a no apoyarme en mi propia inteligencia (Pro 3:5), sino en Tu capacidad para guiarme (Sal 23:3).
Promesa: "si el hijo los libera, ustedes serán realmente libres" (Jn 8:36).
Alabanza: Patricia ahora reza varias veces al día, cuando no hace mucho tiempo sólo oraba los domingos.
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro de nuestro equipo editorial).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 27 de septiembre de 2012
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