"el perdón es divino"
"Cuanto dista el oriente del occidente, así aparta de nosotros nuestros pecados" (Salmos 103:12).
Si actuamos con distancia o indiferencia frente a aquellos que nos han hecho daño, corremos el peligro de pensar que les hemos perdonado. Aún si oramos por nuestros enemigos, podemos pensar que les hemos perdonado, pero la oración y el perdón no son la misma cosa.
El perdón es más que controlarse u orar. El perdón es una decisión de aceptar la gracia del Señor para acercarnos al aquellos que nos han hecho daño, para abrazarles, besarles, darles regalos y cenar con ellos. (Lc 15:20ff). Incluso si quienes nos han hecho daño no están abiertos a tal afecto y generosidad. La decisión de perdonar es muestra de nuestro amor por aquellos que nos han hecho daño, sin importar la forma en que ellos puedan reaccionar. Perdonar es tratar a quienes nos hacen daño igual que Dios trató a quienes le agredieron. El perdón es divino. Un viejo dicho dice: "errar es humano, perdonar es divino". Cada acto de perdón verdadero es sobrenatural. El perdón verdadero es siempre un milagro.
Debemos recibir este regalo de Dios tan pronto como estamos heridos (Mt 5:25), o nuestras vida se convertirá en tortura (Mt 18:34). Debemos aceptar el milagro del perdón repetidamente, constantemente, 70 x 7 veces (Mt 18:22). Como Jesús repetía desde la Cruz, que debemos seguir orando: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen"(Lc 23:34). Recibe ahora el milagro del perdón y serás perdonado por el Señor en consecuencia (Mt 6:12).
Oración: Padre, enséñame a aquellas personas que, aunque yo lo crea, realmente no he perdonado. Que yo sea capaz de perdonar desde mi corazón, conforme a Tus estándares (Mt 18:35).
Promesa: " Tú arrojarás en lo más profundo del mar todos nuestros pecados." Mi 7:19
Alabanza: Juan, casado con varios niños y Rogelio, un hombre soltero, trabajaban juntos. Un día Juan fue despedido. Entonces, Rogelio convenció a su jefe para que le despidiera y en su lugar volviera a contratar a Juan.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 27 de septiembre de 2012
El Nihil Obstat establece que no existe impedimento para la publicación de un libro o folleto. No implica acuerdo con contenido, opiniones o afirmaciones expresadas en el mismo.