"guíame, amable luz"
(Cardenal John Henry Newman) "Dios, que nos traerá del cielo la visita del Sol naciente" (Lucas 1:78).
Zacarías no había podido hablar por nueve meses. Así que tuvo suficiente tiempo para pensar lo que diría si algún día volviese a hablar. Después de que milagrosamente Zacarías fuera curado y lleno del Espíritu Santo, él profetizó repitiendo lo que el Espíritu le dijo (Lc 1,67). Al final de su profecía, Zacarías llama a Jesús "Sol naciente", que vendrá "para iluminar a los que están en las tinieblas y en la sombra de la muerte, y guiar nuestros pasos por el camino de la paz" (Lc 1:78-79). Jesús es el amanecer misericordioso, la luz brillante que nos guía desde la oscuridad y la muerte del pecado hacia el camino de la Paz.
La profecía de Zacarías fue confirmada por los ángeles en el nacimiento de Cristo, la primera "Navidad", cuando una multitud de huestes celestiales anunciaron que el nacimiento de Jesús significaba "gloria…en las alturas y en la tierra, paz (Lc 2:13-14).
El Nacimiento de Jesús y su vida fue "luz para los hombres" (Jn 1:4). Jesús es primero nuestra Luz Naciente (Jn 8:12), luego el Nuestra Paz (Ef 2:14). Si nuestras luces de Navidad son luces de guía hacia la paz, entonces tenemos el verdadero significado de la Navidad "guíame amable Luz".
Oración: Señor Jesús, ilumíname; guíame a casa.
Promesa: "Cantaré eternamente el amor del Señor, proclamaré tu fidelidad por todas las generaciones. Porque tú has dicho: 'Mi amor se mantendrá eternamente, mi fidelidad está afianzada en el cielo'" (Sal 89:2-3).
Alabanza: Luisa oró por años que su único hijo se volviera sacerdote. Ahora él es un misionero franciscano.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 19 de julio de 2013
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