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Miércoles, 16 de octubre de 2013

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san Hedwiga
santa Margarita María de Alacoque


Romanos 2:1-11
Salmos 62:2-3, 6-7, 9
Lucas 11:42-46

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el principio de pablo

"Por eso, tú que pretendes ser juez de los demás, no importa quién seas, no tienes excusa, porque al juzgar a otros, te condenas a ti mismo, ya que haces lo mismo que condenas" (Rom 2:1).

San Pablo dice que nosotros hacemos lo mismo que condenamos en otros que lo hacen. Al principio, casi nadie está de acuerdo con esto. De hecho, nos enorgullecemos en no tener las peores fallas de otros. Empero, si miramos más de cerca y dejamos guiarnos por el Espíritu a la plenitud de la verdad (Jn 16:13), encontraremos que Pablo tiene razón. De hecho, nosotros hacemos las mismas cosas que con la mayor vehemencia condenamos en otros.

Por ejemplo, muchos de los que condenan a los jóvenes por consumir drogas son ellos mismos adictos a la nicotina, cafeína o alcohol. Y algunos quienes condenan a aquellos que han tenido abortos han ellos también abortado a sus hijos a través de alguna forma de control de la natalidad. Muchos adultos mayores condenan a los jóvenes por no ir a la iglesia, aun cuando ellos mismos solamente van por cumplir con su obligación del domingo. Muchos otros casos demuestran ese principio de Pablo: condenamos en los demás aquello que más nos permitimos a nosotros mismos.

"Tú que juzgas a los que hacen esas cosas e incurres en lo mismo, ¿acaso piensas librarte del Juicio de Dios? ¿O desprecias la riqueza de la bondad de Dios, de su tolerancia y de su paciencia, sin reconocer que esa bondad te debe llevar a la conversión?" (Rom 2:3-4). Debemos dejar que el Espíritu nos convenza de nuestros pecados y arrepentirnos de ellos.

Oración:  Padre, usa los pecados de otros no para distraerme sino para convencerme.

Promesa:  "Sólo en Dios descansa mi alma, de él me viene la salvación" (Sal 62:2).

Alabanza:  San Hedwiga y su marido estuvieron casados por cincuenta y dos años. Dedicaron su matrimonio al Señor Jesús, criaron a seis hijos y sólo se sabe que hayan tenido dos desacuerdos.

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 5 de junio de 2013

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