"…nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar" (Mt 11:27). Estamos incluidos en el "aquel a quien" que Jesús menciona. Hoy, Jesús nos está revelando el corazón de Dios Padre. He aquí algunas revelaciones que Jesús nos da:

• El Padre nos considera sus hijos. Esto es tan crítico para nuestra vida de oración que la primera cosa que Jesús nos enseña sobre la oración es llamar a Dios nuestro "Padre" (Lc 11:2).

• Si el cansado padre rehusó la hospitalidad al rehusar la petición de panes, él puede traer deshonra para él mismo y su pueblo (Lc 11:5 ss). Así como el padre cansado es honorable y ayuda al necesitado, también Dios Padre es un Dios de honor y provee nuestras necesidades.

• El Padre está mucho más dispuesto a brindarnos su ayuda que el padre cansado a silenciar a un vecino bullicioso (Lc 11:8).

• La gente puede ser persistente con aquellos que están enojados. ¡Cuánto más debemos ser persistentes con el Padre que nos ama más allá de toda medida! Existe "la necesidad de orar siempre sin desanimarse" (Lc 18:1).

• Jesús revela que lo que el Padre más desea darnos es el Espíritu Santo. El Espíritu es mucho mejor que las "cosas buenas" de esta vida (Lc 11:13). Si parece que Dios no responde a tu oración, revisa para ver si has recibido algo mejor, o sea el Espíritu Santo (Cfr. Rom 5:5).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 5 de junio de 2013

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