En su libro: Cuento de Navidad, el autor británico Charles Dickens nos presenta al personaje de Ebenezer Scrooge. Éste representa a las personas escépticas como Tomás, tacaños o inclusive cínicos frente a la Navidad. Si les cuentas que Jesús realmente viene esta Navidad, que todo estará lleno de "paz y amor" y que debemos parecernos a los "pastorcillos" ellos responderán: ¡tonterías! igual que Scrooge.

A quienes no esperan mucho de la Navidad, el Señor dice: "Pide para ti un signo de parte del Señor, en lo profundo del Abismo, o arriba, en las alturas" (Es 7,11). El Señor está dispuesto a confirmar la buena noticia de Navidad con señales y prodigios, pero los tacaños deben ser lo suficientemente abiertos como para pedir una señal.

Si eres cínico, el Señor te aceptará dónde estés, pero no aceptará que te quedes en el mismo lugar. Él espera que pidas un signo que reemplace tu cinismo con esperanza. Por lo tanto, si eres sincero, pide un signo grande, incluso un signo imposible (Cfr. Lc 1,37). El Señor te dará el signo que pides o quizás uno mejor. Él te mostrará definitivamente que es el Señor, Emanuel ("Dios con nosotros") (Is 7,14) y un amoroso Salvador.

Si, después de ver el signo, te vuelves a Jesús, tendrás la mejor Navidad. Una Navidad como la espera Dios, un verdadero encuentro con Jesús, Dios y hombre.