Isaías profetizó que el Mesías no sólo sería el Cristo (el Ungido) y Emmanuel (Dios con nosotros), sino que también sería el "siervo" de Dios. El Siervo-Mesías transformaría al mundo principalmente a través del sufrimiento. Éste Siervo sufriente sería aplastado por la enfermedad, cargado con todas nuestras culpas, afligido, y condenado a muerte "como una ofrenda por el pecado" (cf. Is 53:10-11). Jesús fue la realización de la profecía de Isaías. Él no vino "a ser servido sino a servir - para dar Su vida para el rescate de muchos" (Mc 10:45).

Jesús nos llama a seguirlo y a "servir a las necesidades de todos" (Mc 10:44). En un primer momento, estamos abiertos a esto, pero más tarde deseamos cambiar de opinión cuando nos damos cuenta de que nuestro servicio también será principalmente a través del sufrimiento. Estamos tentados a inventar un Cristianismo que minimice el sufrimiento. El Cristianismo sí puede eliminar mucho sufrimiento a través de la curación de los enfermos y la liberación de muchos del maligno. Sin embargo, el Cristianismo auténtico nos libera de algunos padecimientos y así poder liberarnos para otros sufrimientos: el rechazo, el auto-sacrificio, y la persecución. Debemos decidir si servir o no servir, si sufrir o no sufrir y ser o no un Cristiano. Sé un siervo sufriente; sé un Cristiano.

Rescripto:  †Muy Reverendo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 13 de augusto de 2012

El Nihil Obstat establece que no existe impedimento para la publicación de un libro o folleto. No implica acuerdo con contenido, opiniones o afirmaciones expresadas en el mismo.