"la iglesia del pobre"
"Acuérdate del pobre'" —Gálatas 2:10
Cuando Pablo expuso su ministerio para el escrutinio de los líderes de la iglesia de Jerusalén, la única estipulación que hicieron fue que "se acordara de los pobres" (Gl 2:10). Esta era la única cosa por la que Pablo estaba haciendo un esfuerzo para hacer (Gl 2:10). Nosotros, deberíamos también, hacer todo el esfuerzo de acordarnos del pobre cuando compramos cualquier cosa, cuando hablamos, oramos, trabajamos, planeamos actividades de la iglesia, educamos a nuestros hijos, vemos televisión, manejamos nuestros carros, hacemos fiestas, vamos a la escuela, etc.
En nuestra cultura financieramente segregada, es fácil olvidarse del pobre que vive en áreas por la cuales no tenemos que pasar. No muchas personas pueden costear viviendas cómodas, y viven en áreas donde mendigos como Lázaro son fácil de toparse (Lu 16:20ff). Dios, nuestro Padre nos invita a "traer al pobre" a Su fiesta celestial (Lu 14:21). Sin embargo, muchos son tentados a preocuparse más de sus posesiones y comodidad que de compartir el Reino de Dios con el pobre (Lu 14:18-21). No acordarse del pobre es olvidarse del propio Jesús (Mt 25:41-45).
El Papa Juan Pablo II llamaba a cada persona y grupo en la Iglesia Católica "a realizar una sincera revisión de sus vidas con respecto a su solidaridad con el pobre" (Mission of the Redeemer, 60). "Necesitamos convertirnos a una manera más austera de vida" (Mission of the Redeemer, 59). "La Iglesia, alrededor del mundo entero, desea ser la Iglesia de los pobres… Ella desea llenarse de toda la verdad contenida en las Bienaventuranzas de Cristo, y especialmente en la primera: 'Bendecidos son los pobres en espíritu' " (Redemptoris Missio, 60).
Oración: Padre, no solo ayudaré a los pobres sino que estoy dispuesto a ser pobre.
Promesa: "Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a quienes nos ofenden, y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal." Lu 11:4
Alabanza: Irene, una madre soltera, ha encarado muchos problemas financieros y maternales con una inquebrantable confianza en la providencia y misericordia de Jesús.
Referencia: (Esta lección fue introducida por un miembro de nuestro equipo editorial.)
Rescripto: †Muy Reverendo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 13 de augusto de 2012
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