Los líderes religiosos de la época de Jesús, no hablaban con autoridad como Él. Ellos informaban, educaban e ilustraban a la gente, pero nunca esperaban una respuesta de la gente y menos obediencia. Jesús si lo hacía. Él nos advirtió que no le diéramos a la palabra de Dios un servicio solo de palabra y ni que tampoco anuláramos los mandamientos (Mt 15:3-8). Jesús nos dijo, que, si no escuchábamos Su palabra y la poníamos en práctica, nuestras vidas se derrumbarían (Mt 7:26-27). Claramente, Él esperaba que fuéramos los ejecutores de la Palabra (Stg 1:22). Él hablaba con autoridad, y Él es Él mismo hoy (Heb 13:8).

Cuando Jesús hace algo, Él lo hace como Señor, y la naturaleza de Señorío es el de mandar y esperar obediencia. Observemos las lecturas anteriores, en las páginas previas de este libro. ¿Aceptaste a Jesús en Sus palabras? ¿Lo aceptaste a Él, como tu Señor? ¿Le respondiste a Jesús con obediencia y sumisión? No importa cuánto conocemos de la Biblia, sino cuánto de esta obedecemos. No son aquellos que dicen "Señor, Señor" sino los que obedecen al "Señor, Señor" quienes entraran al reino de Dios (Mt 7:21).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 12 de diciembre de 2018

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