¿una fe altamente contagiosa?
"Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo" (Lucas 1:41-42).
El viejo dicho es verídico: "La fe se aprende más por contagio que por ser enseñada". Si tienes al Espíritu Santo muy activo en ti, tendrás un breve encuentro con los demás, y muchos de ellos entregarán sus vidas a Jesús, recibirán el Espíritu Santo, y serán transformados. Esto es lo que sucedió cuando María visitó a Isabel. En el primer Pentecostés cristiano, tres mil personas escucharon un poco acerca de Jesús, y en unas pocas horas fueron bautizados en Él (ver Hch 2:41). Pablo fue de ciudad en ciudad y vio que las conversiones se llevaban a cabo muy rápidamente, tan repentinas como su propia conversión ocurrida en el camino a Damasco (Hch 22:6-10). Esto también sucedió por medio de Pedro (Hch 10:44-48), Felipe (Hch 8:34-38) y otros discípulos de Jesús. La fe de aquellos en el Espíritu es altamente contagiosa. Aún un breve contacto con esta puede generar muchas conversiones.
¿A cuántas personas has contagiado tu fe últimamente? Si no son muchas, no culpes a los corazones endurecidos de aquellos que encuentres, sino busca en tu corazón para ver si estás apagando al Espíritu Santo (1 Tes 5:19). Arrepiéntete y recibe un nuevo Pentecostés mediante el cual el Espíritu "renovará la faz de la tierra" (Sal 104:30).
Oración: Padre, en este primer día de la Novena de Pentecostés, aumenta en mí el amor y el celo para ser un cristiano altamente contagioso.
Promesa: "¡El Señor, tu Dios, está en medio de ti, es un guerrero victorioso! Él exulta de alegría a causa de ti, te renueva con Su amor y lanza por ti gritos de alegría" (Sof 3:17).
Alabanza: La Santísima Virgen María no se guardó las Buenas Nuevas, sino que compartió a su Hijo con su primo y con nosotros. Este acto de bondad ayudó a soltar el poder del Espíritu Santo al mundo.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 23 de enero de 2019
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