la fe - ayuno
"Los ninivitas creyeron en Dios, decretaron un ayuno" (Jonás 3:5).
Los 120,000 ciudadanos de la ciudad sangrienta, Nínive (ver Nah 3:1), se arrepintieron, ayunaron y se salvaron de la destrucción (Jon 3:10). Después de ayunar, el ejército de Judas Macabeo se salvó de lo que parecía ser una muerte segura (1 Mc 3:17ss). Del mismo modo, después del ayuno, el ejército de Josafat se salvó de la destrucción (2 Cr 20:2ss). Después de que Ester, Mardoqueo y el pueblo judío ayunaron (Est 4:16), se salvaron de la limpieza étnica.
Jesús, nuestro Salvador, nos ha salvado por medio de Su muerte en la cruz. El Señor nos ha llamado a aceptar nuestra salvación de diferentes maneras, especialmente mediante nuestro ayuno. La Iglesia nos indica que en la Cuaresma el Señor quiere que imitemos Su ayuno de cuarenta días y así lo aceptemos como nuestro Salvador. En el primer día de Cuaresma, la Iglesia proclamó: "Este es el día de la salvación" (2 Co 6:2). El Señor ha decidido hacer que el día de aceptar nuestra salvación sea el tiempo de ayuno. Entonces, esta Cuaresma, ayunemos como un acto de fe, porque somos salvos por la gracia, mediante la fe (Ef 2:8).
Oración: Padre, que este ayuno cuaresmal de cuarenta días me prepare para el mayor acto de fe en mi vida, la renovación de mis promesas bautismales en la Vigilia Pascual o Domingo de Pascua.
Promesa: "Ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás" (Lc 11:32).
Alabanza: En alguna forma, Jane ayunó durante los cuarenta días de Cuaresma.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 16 de julio de 2018
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