En su parábola del sembrador, Jesús no menciona nada sobre el agricultor, excepto que "salió a sembrar" (Mc 4:3). Sin embargo, podemos concluir lo siguiente sobre el sembrador de la parábola de Jesús:

• "La palabra de Dios es viva y eficaz" (Heb 4:12). La semilla, es decir, la Palabra de Dios (Mc 4:14), creció sin importar la habilidad y la santidad del agricultor. La Palabra de Dios es mucho más grande que aquellos que la siembran.
• La única habilidad que el granjero necesitaba era salir al campo y sacar la semilla (ver 2 Tim 4:2). Los evangelistas fracasan solo cuando se guardan la Palabra de Dios para sí mismos.
• El agricultor usó el método de siembra al voleo, es decir, tiró la semilla en todas partes. Del mismo modo, nosotros los evangelistas debemos difundir la Palabra de Dios en todas partes (ver Mt 24:45). Nunca debemos filtrar a aquellas personas que creemos que no serán receptivas. Nuestros esfuerzos nunca se desperdician, incluso si nos parece así (ver Is 49:4; 1 Co 15:58).
• En el tiempo de Jesús, una buena cosecha era un aumento de siete a ocho veces. Una cosecha "al treinta, al sesenta y al cien por uno" (Mc 4:20) es milagrosa. La Palabra de Dios no vuelve a Él vacía, sino que logra Sus grandes propósitos (Is 55:10-11).

Lo que podría parecer terreno estéril para nosotros que sembramos, puede ser cambiado instantáneamente por Jesús a un buen terreno. Entonces, ¡sembremos!

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de junio de 2018

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