el último será el primero
"El que vea a su hermano cometer un pecado que no lleva a la muerte, que ore y le dará la Vida" (1 Juan 5:16).
Muchos no han tenido la Navidad porque no se han arrepentido del pecado en sus vidas. Debemos pedirle al Señor por los pecadores y se les dará vida. Por medio del perdón del Señor, se les dará la Navidad justo antes de que termine la temporada. El diablo Grinch pensó que les había robado la Navidad. Sin embargo, mediante la oración, volvemos a recuperar al ladrón y les damos a muchas personas otra oportunidad para la Navidad.
En este segundo y último día de la temporada navideña, vaya al Sacramento de la Reconciliación e invite a otros a unirse a usted. Para muchos, la confesión es la clave de la Navidad. Muchas personas están espiritualmente quietas en Adviento. Deben obedecer el llamado de san Juan Bautista y bautizarse con arrepentimiento (Lc 3:3). Estamos llamados a ser ministros de la reconciliación (2 Co 5:18), para alentar a otros a quitarse las pajas de los ojos, después de que hayamos quitado las vigas de los nuestros (Mt 7:5). El Señor nos está confiando "el mensaje de la reconciliación". Esto nos convierte en embajadores de Cristo, Dios como si fueras Tú por medio de nosotros. ¡Te imploramos, en el nombre de Cristo, que nos reconcilies con Dios! (2 Co 5:19-20)
Mañana, en el último día de la temporada navideña, ayudemos a otros a pasar su primer día de Navidad bajando juntos a las aguas del Jordán y arrepintiéndonos de nuestros pecados.
Oración: Padre, danos una Navidad completa incluso si comenzamos la Navidad en el último día de la temporada (ver Mt 20:14).
Promesa: "Es necesario que Él crezca y que yo disminuya" (Jn 3:30).
Alabanza: Santa Margarita insistió en persuadir al obispo de Montreal para que le permitiera fundar una escuela para enseñar a los niños. Finalmente, el obispo respondió: "No dudo, madre Bourgeoys, de que tendrás éxito en mover el cielo y la tierra como me has movido a mí".
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de junio de 2018
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