Muchos de nosotros hemos aceptado la gracia de Dios para ser sexualmente puros. Muchos también han hablado con sus amigos cristianos acerca de la importancia de vencer las tentaciones sexuales. Al hablar con nuestros amigos cristianos, probablemente hemos criticado la ausencia de la moral sexual. Sin embargo, ¿proclamamos la verdad y la libertad de pureza sexual a las Herodías y Herodes de nuestro tiempo? Esto no significa que estemos chismeando sobre ellos a sus espaldas, sino que nos enfrentemos amorosa y confidencialmente con el llamado de Dios al arrepentimiento y a la pureza.

No es lo suficientemente bueno ser sexualmente puro y mantenerlo solo para nosotros mismos. Debemos proclamar la verdad, la libertad y el amor de la pureza sexual a los individuos de nuestra sociedad promiscua, confundida, sexualmente adicta, auto engañada y que se odia a sí misma. Algunos escucharán nuestro mensaje y serán liberados para el verdadero amor. Otros se enfurecerán cuando los amemos lo suficiente como para decirles la verdad sobre el pecado. Ellos tratarán de perseguirnos para vengarse. Incluso podríamos ser asesinados como san Juan el Bautista. Esto resultará en muchas conversiones y en nuestra resurrección para la vida eterna y el gozo del cielo.

Por lo tanto, sean puros y valientes. Hablen "siempre la verdad" (Ef 4:15). Hablen de pureza, arrepentimiento y amor vivificante. Hablen de Jesús.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 19 de enero de 2018

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