nada, sino la cruz
"El que no toma su cruz y me sigue, no es digno de Mí" (Mateo 10:38).
Somos cristianos, discípulos de Cristo. Seguimos a Jesús, que nos salvó no tanto por Su poder o sabiduría, sino por Su ministerio de sufrimiento. Jesús vino a la tierra para morir en la cruz para expiar nuestros pecados, pagar el precio de nuestra salvación (1 Co 6:20), y reconciliarnos con Dios (Col 1:20).
Nunca debemos sobre espiritualizar nuestra fe y olvidar que Jesús sufrió horriblemente en la carne (Heb 5:7-8). Jesús fue sometido a una muerte desgraciada. Fue públicamente humillado, despreciado como criminal condenado. Él, que era santo e inocente, cargó una cruz designada para un asesino (Lc 23:25).
Los cristianos imitamos a Jesús. Cada día cargamos nuestra cruz, nos negamos a nosotros mismos y seguimos Sus pasos (Lc 9:23). Esto es imposible en nuestra naturaleza humana. Empero, por medio del bautismo en la cruz y la muerte de Jesús, nos hacemos partícipes de la naturaleza divina (Rom 6:4; 2 Pe 1:4). Y es así que podemos abrazar la cruz como Jesús abrazó Su cruz. En el misterio de la cruz, al cargar nuestra cruz, descubrimos quiénes somos (Mt 10:39).
Si vacilas llevando tu cruz, recuerda que Jesús entiende. Cayó varias veces llevando Su cruz. Sabe que la cruz es pesada, pero también quiere que conozcan el gozo de compartir Sus sufrimientos (1 Pe 4:13). Así que borra de tu lista todo que te lleve lejos de la cruz de Jesús. Carga tu cruz.
Oración: Jesús, que no quiera saber nada sino Tu cruz (1 Co 2:2). Que el mundo este crucificado para mí, como yo para el mundo (Gal 6:14).
Promesa: "El que ofrece sacrificios de alabanza me honra de verdad; y al que va por el buen camino le haré gustar la salvación de Dios" (Sal 50:23).
Alabanza: María es honrada por los miembros de la orden Carmelita como Nuestra Señora del Monte Carmelo, la alta montaña en Israel. Esto cumple la propia profecía de María cuando el Señor "elevó a los humildes" (Lc 1:52).
Referencia: (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 28 de diciembre de 2017.
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