Jesús no quiso literalmente que nos mutiláramos a nosotros mismos, pero Él exageró para que nos quedáramos con la idea de que debemos resistir al pecado hasta el punto de permitir que nuestra propia sangre sea derramada (Heb 12:4). Además, Jesús puede haber estado revelándonos algo sobre la naturaleza humana: en algunas áreas de la vida de cada persona, uno debe tener cuidado de no abusar, sino de abstenerse. Esta es la gran visión de los Programas de Doce Pasos.

Para algunos, una bebida es demasiado. Tal vez usted no tiene problemas con la bebida, pero puede tener problemas si tiene una televisión, empieza a apostar, come una barra de chocolate, toma una taza de café, entra en una tienda con una tarjeta de crédito, accede a Internet. Nunca seremos libres si no reconocemos que ciertas cosas en nuestras vidas deben ser completamente cortadas. El Señor podría darnos la gracia para poder controlar nuestro uso de estas cosas, pero parece que en su lugar Él ha decidido llamarnos a abstenernos en ciertas áreas.

Conozca sus llamados para abstenerse, corte lo que Dios quiere y sea libre. Es mejor abstenerse que permanecer esclavo. Es mejor abstenerse que perder su alma (Mt 5:29).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 11 de octubre de 2017.

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