Debido a que es Semana Santa, el Triduo, la octava de Pascua, la Pascua y Pentecostés son enormes oportunidades para crecer en santidad, Satanás tratará de robarnos estos días especiales con el Señor. Satanás es muy consciente de que hemos estado planeando durante algún tiempo rechazarlo, a todas sus obras y a todas sus promesas vacías en la Pascua. Satanás quiere hacernos esclavos por medio del pecado y burlarse de la renovación de nuestras promesas bautismales. Quiere arruinarnos la Semana Santa, la Pascua y la vida a cada uno de nosotros.

Para manipularnos a que seamos sus peones, él nos presionará más. Nuestros amigos nos pueden denunciar (Jer 20:10), tratar de atraparnos (Jer 20:10) y perseguirnos (Jer 20:11). Llevaremos la cruz con Jesús (Lc 9:23) y seremos crucificados con Él (Gal 2:19). Esto puede hacer fracasar a Satanás cuando nos acercamos a Jesús y cuando compartimos Su sufrimiento (ver Fil 3:10). Alternativamente, por medio de nuestro egoísmo y miedo, podemos sucumbir a los sobornos de Satanás y a su intimidación.

"Sométanse a Dios; resistan al demonio, y él se alejara de ustedes. Acérquense a Dios y Él se acercará a ustedes" (Stg 4:7-8). "Sean sobrios y estén siempre alerta, porque su enemigo, el demonio, ronda como un león rugiente, buscando a quién devorar. Resístanlo firmes en la fe, sabiendo que sus hermanos dispersos por el mundo padecen los mismos sufrimientos que ustedes" (1 Pe 5:8-9).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 29 de noviembre de 2017.

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