¿asquerosamente rico o piadosamente rico?
"Había un hombre rico" (Lucas 12:16).
El hombre de la lectura evangélica de hoy era un tonto "porque acumulaba riquezas para sí, y no es rico a los ojos de Dios" (Lc 12:21). Dios nuestro Padre es rico en misericordia (Ef 2:4). Él también posee la gran e insondable riqueza de Su gracia (Ef 2:7, 3:8). Como hijos de Dios el Padre, heredamos incluso ahora "los tesoros de gloria que encierra su herencia entre los santos" (Ef 1:18). Los hijos de Dios son las personas más ricas del mundo, pero no necesariamente son ricas por los estándares mundanos.
Nos hacemos "ricos a la vista de Dios" al heredar lo más posible sus riquezas. Hacemos esto viviendo plenamente nuestros Bautismos como fieles hijos e hijas de Dios nuestro Padre. Almacenamos riquezas en el cielo al vender lo que tenemos y dar limosnas (Lc 12:33; véase también Mt 19:21). Para construir una base segura para el futuro, debemos ser "ricos en buenas obras, que den con generosidad y sepan compartir sus riquezas" (1 Tim 6:18).
Jesús "siendo rico, se hizo pobre por nosotros, a fin de enriquecernos con su pobreza" (2 Co 8:9). Dios Padre quiere que sus hijos sean ricos con Sus riquezas y según Sus estándares. Perder todo: cuenta "como desperdicio, con tal de ganar a Cristo" tu Riqueza (Fil 3:8). Crece "rico a los ojos de Dios".
Oración: Padre, ilumina los ojos de mi corazón para conocer mis riquezas como hijo Tuyo (Ef 1:18).
Promesa: Él "cuando estábamos muertos a causa de nuestros pecados, nos hizo revivir con Cristo" (Ef 2:5).
Alabanza: El Papa san Juan Pablo II compartió con el mundo la riqueza espiritual que Dios le dio, especialmente con respecto a la Teología del Cuerpo.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 3 de mayo de 2018
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