Durante la época navideña es cuando se comete el mayor número de suicidios. Otras personas se sienten desanimadas debido a problemas familiares que se intensifican en la Navidad. En el mismo momento en que la Esperanza del Mundo nos llega durante la Navidad, un gran número de personas se encuentran "sin esperanza… en el mundo" (Ef 2:12).

Hay algunas situaciones complicadas que han durado por tanto tiempo que es difícil creer que algún día la situación mejorará. "La esperanza diferida enferma el corazón" (Prov 13:12). Esperamos tanto tiempo que nuestro corazón se siente enfermo, triste, sin esperanza. "Ahora bien, cuando se ve lo que se espera, ya no se espera más: ¿acaso se puede esperar lo que se ve?" (Rom 8:24).

Jesús viene esta Navidad para darnos una esperanza viva, una esperanza mayor (1 Pe 1:3) para reemplazar cualquier esperanza "muerta", que es realmente la desesperación. "La esperanza es aguardar confiadamente la bendición divina y la bienaventurada visión de Dios; es también el temor de ofender el amor de Dios y de provocar su castigo" (Catecismo, 2090). Una esperanza viva basada en Jesús nos da la fuerza para resistir al pecado (1 Jn 3:3) y esperar la bendición, aún cuando enfrentamos dificultades repetidamente. De hecho, en Jesús estas dificultades constantes y tribulaciones nos dan mayor virtud y pureza (Rom 5:3-4), y producen mayor esperanza, la cual vence a la decepción (Rom 5:5). Ven a Jesús con tus sufrimientos (Mt 11:28). En Jesús encontrarás esperanza (Rom 15:12).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 25 de julio de 2017.

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