Aunque Elí el sacerdote dejaba mucho que desear, tenía aun alguna sabiduría piadosa, y presentó a Samuel una dirección correcta para discernir la vocación de su vida como profeta. Samuel recurrió a Elí (1 Sm 3:5) para buscar dirección divina y fue llevado con seguridad al Señor.

Hoy en día, cuando los jóvenes necesitan guía, lo común es que hablen con sus compañeros o utilizar alguna forma de medios sociales para apoyarse en la toma de decisiones vitales. Por supuesto, Dios puede obrar por medio de estos, así como lo puede Satanás. La dirección más segura se muestra en el libro de Eclesiástico: "Si ves a un hombre inteligente, ve en seguida hacia él y que tus pies gasten el umbral de su puerta" (Ecl 6:36). En vez de pedir consejo a cualquiera que responda, para bien o para mal, deberíamos buscar individuos prudentes y guiados por el espíritu (ver Hch 6:3).

Cuando el joven Absalón asumió por un tiempo el trono de Israel, buscó asesorías de Ajitófel (2 Sm 17:1-4) y de Jusai (2 Sm 17:11-13) de cómo matar a su padre, el rey David. El consejo de Jusai condujo directamente a la propia muerte de Absalón (2 Sm 17:14). Judas Iscariote buscaba consejo no de Jesús, ni de otros apóstoles, sino de los líderes judíos (Mt 26:14). Esto también condujo a su propia muerte, así como la de Jesús. El consejo de un consejero piadoso es oro. Timoteo buscó consejo de Pablo y prosperó (Hch 16:3). Cornelio buscó el consejo de Pedro y fue bendecido con el Espíritu Santo (Hch 10:5, 44ss). Busca la sabiduría siguiendo consejos de los piadosos.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 25 de julio de 2017.

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