el lenguaje corporal
"Pero ellos no escucharon ni inclinaron sus oídos, sino que obraron según sus designios, según los impulsos de su corazón obstinado y perverso; se volvieron hacia atrás, no hacia adelante" (Jeremías 7:24).
El profeta Jeremías nos ha descrito la fisiología de los pecadores. En nuestra rebelión pecaminosa contra el Señor, endurecemos nuestros corazones, damos las espaldas a Dios, apartamos nuestras caras de Dios, y endurecemos los cuellos (Jer 7:26). Si no nos arrepentimos, las partes de nuestros cuerpos se harán aún más distorsionadas y pervertidas. Por ejemplo, los pecadores que martirizaron a Esteban estaban "enfurecidos", "rechinaban los dientes contra él, comenzaron a vociferar" y "tapándose los oídos, se precipitaron sobre él" (Hch 7:54, 57).
Durante esta Cuaresma y Pascua, oye la Palabra de Dios, y mírate en el espejo (ver Stg 1:23). Mira tu aspecto espiritual. ¿Está radiante tu cara? ¿Están tus pies hermosos? (Is 52:7) ¿Está en tu frente impreso el sello del Cordero de Dios? (Ap 7:3) ¿Tienes en oración tus manos, los labios sin engaño (ver Is 33:15), y un corazón limpio? (Sal 51:12) ¿Es cada parte de tu cuerpo un arma por la justicia, o por el mal? (Rom 6:13) Arrepiéntete. Sé hermoso.
Oración: Padre, que mi cuerpo se parezca siempre a un templo del Espíritu Santo (1 Co 6:19).
Promesa: "Pero si yo expulso a los demonios con la fuerza del dedo de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes" (Lc 11:20).
Alabanza: San Toribio, profesor de leyes, llegó a ser obispo en España y misionero a los nativos americanos.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 30 de noviembre de 2016.
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