"buscando la unidad en una iglesia elusiva"
"Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos" (Mateo 16:18-19).
Debido a que la Iglesia, el cuerpo de Cristo, no está unida, no ha tenido éxito en la defensa de la duración del matrimonio para millones de parejas casadas en el mundo occidental. Más aún, la Iglesia, en su desunión y consiguiente debilidad, parece impotente para detener la anticoncepción, el aborto y la eutanasia en nuestra cultura de la muerte. El precio que hemos pagado por nuestra falta de unidad en la Iglesia ha sido muy alto.
¿Cómo ha proveído el Señor a su Iglesia para que esté y permanezca unida? Porque todos hemos sido bautizados en un solo Espíritu en el cuerpo de Cristo, la Iglesia (1 Co 12:13). El Espíritu Santo unifica la Iglesia (ver Ef 4:3). Lo hace principalmente para favorecernos y someternos a la autoridad de la Iglesia ejercida por los obispos, sucesores de los apóstoles y por el Papa, el líder de los obispos y el sucesor de san Pedro. Sin la autoridad de los obispos, nuestra debilidad humana inevitablemente resulta en graves divisiones en la Iglesia. Sin la autoridad del Papa, tenemos divisiones masivas, fragmentadas, debilitadas en la Iglesia. El experimento del protestantismo claramente ha demostrado la necesidad no solo de obispos, sino también del Papa, si la Iglesia ha de estar unida en el Espíritu. Por lo tanto, celebremos la fiesta de hoy de la autoridad de Pedro y sus sucesores al servicio de la unidad de la Iglesia.
Oración: Padre, voy a aprender lo que la Iglesia y el Papa enseñan y alegremente someterme a ella.
Promesa: "Siendo de corazón ejemplo para el Rebaño. Y cuando llegue el Jefe de los pastores, recibirán la corona imperecedera de gloria" (1 Pe 5:3-4).
Alabanza: Alabado sea Jesús, a quien san Pedro proclamó ser "Hijo de Dios vivo" (Mt 16:16), quien nombró a Pedro para ser la roca de su Iglesia, y prometió estar con nosotros "¡hasta el fin del mundo!" (Mt 28:20)
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 30 de noviembre de 2016.
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