Después de que Jesús multiplicó panes y peces dos veces, había sanado a innumerables personas con enfermedades diferentes y liberado a muchos endemoniados, los fariseos querían que Jesús les diera una señal (Mc 8:11). Obviamente, los fariseos no eran sinceros. Estaban probando a Jesús (Mc 8:11). Jesús se negó a seguir su juego. "Y dejándolos, volvió a embarcarse hacia la otra orilla" (Mc 8:13).

"Se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para decirle: '¿Con qué autoridad haces estas cosas?' "(Mt 21:23) Jesús hubiera respondido a su pregunta si le hubieran respondido a la Suya. Empero, estaban más preocupados con las relaciones públicas que con la verdad (ver Mt 21:25-26). Como resultado, Jesús se negó a responder su pregunta.

"Herodes se alegró mucho al ver a Jesús. Hacía tiempo que deseaba verlo, y esperaba que hiciera algún prodigio en su presencia. Le hizo muchas preguntas, pero Jesús no le respondió nada" (Lc 23:8-9).

Poncio Pilato sabía que Jesús era un rey (Jn 18:37), pero se negó a atestiguar la verdad. Pilato le preguntó: " '¿Qué es la verdad?' " (Jn 18:38) Pilato "dijo a Jesús, '¿de dónde vienes?' Pero Jesús no le respondió nada" (Jn 19:9).

Jesús es muy misericordioso con los que buscan la verdad. Jesús tiene poco que decir a los que no. Busca la verdad. Busca a Jesús.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 30 de noviembre de 2016.

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